Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1889-1890 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 29 de enero de 1890
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Romero Robledo
Número y páginas del Diario de Sesiones: 81, 2279
Tema: Interpelación del Sr. Cassola sobre la solución de la crisis ministerial

Yo no he dicho semejante cosa; yo no he dicho que hablara con S.S. de mala fe; yo no hago nada jamás de mala fe; pero ¿qué quiere S.S., que cuando en la explicación que ha dado de las conferencias que tuve con S.S. y con otros Sres. Diputados he guardado todas las consideraciones y he dicho que tomé la iniciativa, venga luego S.S. a hacer alarde de que me recibió como de mala gana? (El Sr. Romero Robledo: Yo no he dicho eso). Hasta me interrumpió S.S. diciendo que yo había llamado a su puerta; que S.S. jamás había venido a hablar conmigo respecto de la conciliación. (El Sr. Romero Robledo: Lo cual es muy distinto. -Rumores). ¡Qué ha de ser distinto! (El Sr. Romero Roblado pide la palabra para rectificar). Su señoría explicó ese punto con un desdén que yo todavía no le he devuelto. Lo que yo he dicho, y la verdad, es que a mí me convenía para los fines de la conciliación tratar primero con los elementos que se habían separado del núcleo del partido liberal, y que una vez reconstituido por medio de esa conciliación el partido liberal en la misma forma y manera en que se encontraba constituido a su advenimiento al Poder, era, a mi juicio, el momento de tratar con aquellos otros elementos con los cuales convenía que el partido liberal se reforzase. De suerte que yo creía que debía hacerse la obra en dos etapas: la primera para reconstruir el partido liberal como estaba a su advenimiento al poder, y la segunda para reforzarlo con el poderoso elemento de S.S.

Pero añadí que a consecuencia de cierta indicación de alguno de los elementos que habían de venir a reconstituir el partido liberal, yo, que no quería dar ningún pretexto para que se dijera que dificultaba la conciliación, cambié de plan y traté de hacer a un tiempo mismo la conciliación con los elementos de este partido y con otros elementos como S.S.; adelanté, por consecuencia, las cosas con relación al orden que antes me había trazado.

¿Qué tiene esto de particular, para que S.S. se moleste como se ha molestado, y dé a mis palabras un sentido y una interpretación que no tienen? Yo, después de todo, no he hecho más que explicar los detalles que S.S. ha dado, y que valiera más que no los diera, porque a mí no me importa; pero de esa manera resulta que la conferencia habida con S.S. no fue tan absolutamente desinteresada como yo quería que apareciese y como convenía a todos y convenía a S.S.; porque de esas conferencias que tienen los hombres públicos se dice lo único que interesa al país; lo demás no hay para qué decirlo; procediendo de otro modo no habría conferencias posibles; en el seno de la confianza y de la amistad se dice muchas cosas que conducen a los fines principales y que no hay para qué contarlas, bastando con decir el fin y objeto de la conferencia. La que tuvimos S.S. y yo tenía por fin y objeto la conciliación, se trataba de poner los jalones para la conciliación, y todo lo demás es inútil que lo sepa el país. No tengo más que decir. [2279]



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